Arrancamos la semana con la misma vulnerabilidad de días anteriores y un bajo volumen de negociación, lo que refleja la falta de convicción de los inversores ante las dudas sobre un rebrote de coronavirus en un escenario en el que los gobiernos están reduciendo gradualmente las restricciones de viaje y los bloqueos para activar el crecimiento económico.
No obstante, las bolsas europeas cerraban en positivo la sesión del viernes pasado, con ganancias moderadas. El resultado acumulado de la semana ha sido positivo, con ganancias en el Eurostoxx 50 de un 3,7%, mientras que las del Ibex 35 se quedaban en un 1,7%, en línea con las del S&P 500 (1,9%). El comportamiento sectorial volvía a ser similar al de días anteriores, con tecnología subiendo, pero bancos bajando, tónica que se ha repetido en varias de las últimas sesiones, y que difiere del comportamiento típico de “risk on”.
En EE.UU., sin embargo, se produjo un claro empeoramiento en las últimas horas de sesión, que llevó al S&P 500 a pérdidas de un 0,56%, si bien el Nasdaq cerraba plano y sigue sacando un diferencial de rentabilidad considerable al índice más general. Tras el fuerte rebote experimentado desde mediados de mayo a principios de junio, los índices parecen entrar en cierto período de estabilización. En las próximas semanas las compañías empezarán a reportar las ganancias del primer semestre, que concentrarán el principal daño, y darán pautas sobre sus previsiones para el ejercicio completo.
Respecto a la deuda soberana, los mercados estuvieron bastante planos, a la espera de avances en las negociaciones del Fondo de Reconstrucción Europeo. Los periféricos no tuvieron grandes variaciones y los “spreads” continuaron reduciéndose entre éstos y Alemania. La acción del BCE y la aversión al riesgo que se plantea con los BTP’s, hace que se haya reducido el diferencial entre Alemania e Italia, apreciándose una correlación entre ambos activos, dentro de la senda alcista del Bund.
El inicio de la jornada estuvo marcado con una fuerte caída de los bonos alemanes, vinculado a la volatilidad experimentada en el mercado bursátil. El 10 años alemán alcanzó un máximo de -0.394%, con el flujo vendedor desde el -0.415% de la apertura, para volver a instalarse después alrededor de su yield inicial. En España la rentabilidad del 10 años replicó parte del movimiento alemán, con un rendimiento de 0.515% en el inicio, para tener una subida rápida hasta 0.525%, apareciendo compradores dejando la rentabilidad en un suelo de 0.49%. El 10 años italiano también estuvo bastante plano, oscilando entre un mínimo de 1.367% y un techo de 1.385%.